
La acción transcurre en Malargüe. En las tierras del Señor Walser, más puntualmente en una alejada escuela de singular orientación:
Una escuela de servicio doméstico. Corre el otoño de 1932.
Llega Juan Pablo. Se detiene un instante en la fachada del instituto.
Allí se le caen unas moneditas y rápidamente se agacha a recogerlas.
Golpea la puerta. Nadie atiende. Juan Pablo quiere observar por la abertura de una de las puertas. Aparece Krauss. Lo invita a pasar con un barrido de la mirada.
Juan Pablo sigue de espalda, siempre. Ingresa al instituto.
Heinrich y Krauss le van quitando el saco, el sobretodo...
Le colocan el uniforme. Lo alistan, etc.
Schilinski va hacia proscenio y mira hacia el horizonte.
Schilinski: Disculpe, ¿Cómo estaba el camino? ¿Digo, Podía verse desde lejos el instituto?
Krauss: Shilinski...
Schilinski: No, digamé... ¿Se podía ver?
Pausa
Jakob: Apenas, pero se veía
Schilinski: ¿Nadie más caminó hacia acá, no? ¿Nadie estaba perdido buscando instrucciones? ¿Nadie con un mapa mirando para todos lados, no?
Jakob: No
Schilinski: (A krauss) Igual, insisto en que habría que hacer un cartel. (Decidido) Hay que hacer uno, y señalizar el camino.
Krauss: ¿Por que en vez de perder el tiempo no...?
Schilinski: ¡Es mi tiempo! (Pausa, se contiene) Es mi tiempo. Yo me voy a encargar de buscar la madera... vos a lo tuyo, que yo me encargo de todo... (Pausa. A Jakob) Perdón...
Krauss: Si, disculpe...
Schilinski gira a Juan Pablo frente al público. Ya posee el uniforme.
Krauss: ¿Quiere inscribirse?
Jakob: Si ¿Podría hablar con el Señor Walser?
Heinrich: Por supuesto.
Juan Pablo se ha convertido en el nuevo estudiante del Instituto Walser.
Su nombre será desde éste momento: JAKOB VON GUNTEN.